En San Pedro Sula, Honduras, comprábamos estas pastillas en la desaparecida Agencia Hammer. Ésta quedaba en la 1era calle 2da avenida.
Siempre me gustaba ver las tres niñas corriendo con los tarros - imaginaba yo- llenos de leche, para ponerle las pastillas de cuajo para los quesos. Más de alguna vez mi infantil imaginación hizo fantasticas historias con esos dibujos.
Y por supuesto, es por demás decir que el queso y la mantequilla de mi abuela eran sin igual.
¡Abuela Nacha te extraño tanto !
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