
Este manjar crece en una familia de cocotero o palma (la botánica no es mi especialidad...pero sí las botanas). Según tengo entendido...se le quita su cáscara y se pone a hervir con miel o con lo que llamamos en nuestras Hondureñas tierras dulce de rapadura o panela, de allí que el coyol absorbe ese delicioso sabor dulce y además por si fuera poco...queda un delicioso líquido dulce....en el cual flotan deliciosamente los coyoles. En nuestra escuela nos lo vendían en bolsa de plástico transparente y por supuesto con el "jugo". Creo que nos costaban bien caros a dos coyoles por cinco centavos (a mí me daban solo 0.20 centavos al día para merienda). ¡Que caros! ¿Verdad que si? Bueno después de chupar aquellos grandes coyoles uno a la vez. ¡Nos podíamos meter dos coyoles a la boca a la vez pero era imposible masticarlos o chuparlos! Todos intentamos alguna vez hacerlo. Cuando le sacábamos todo el jugo dulce al coyol, llegaba la hora de partir el coyol y comer el coquito que trae adentro. ¡Delicioso! Cualquier instrumento duro era bueno para partir el duro coyol: piedras, martillos, estrellarlos contra la pared, la acera, pararse en ellos.
De allí el popular y sabio dicho Hondureño: "Nadie se puede chupar dos coyoles al mismo tiempo."
Vox populi...ser pacientes, o tomar las cosas una a la vez.
¡Ricos los coyoles en miel! y por favor...con mucho juego en su bolsita para chupar como topogigio o charamusca.
Hasta la próxima entrega...
Les dejo a Doña Yita una Señora Salvadoreña que sabe como se preparan.
Gracias a Tonaca01 por poner este video.
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