Vivimos en un mundo maravilloso, pero lleno de misterios. Cómo un niño no
nacido reconoce la voz de su mamá al nacer. Como nuestro planeta gira y rota,
pero para nosotros es lugar más estable del mundo.
Pero como dos personas se llegan a conocer es
uno de los misterios más grandes. Dos seres que vienen de diferentes lugares,
familias, experiencias que les han marcado para mal y para bien. Cómo estos dos seres tan
diferentes, comenzando por su género, comienzan a interactuar, conocerse y
comenzar a tratar de complementarse el uno al otro. Comenzar a abrir el
corazón, a confiarse secretos, temores pero sobre todo esperanzas....sobre todo
esperanzas.
Comenzamos a pensar que tal vez no nos fue tan
bien anteriormente, mantenemos esa pequeña cosa en el corazón que se llama
esperanza.
Ese otro ser que era un total desconocido
comienza a importarnos, a preocuparnos por ese ser, que podemos hacer por la felicidad de ese otro
ser. Poco a poco las matemáticas comienzan a fallar: a mí me enseñaron en la
escuela que 1+1=2, pero ahora resulta que 1+1=1. A la gramática le para lo
mismo: ya todo comienzo a hablarlo de tú. Ya no hablo de mí, Yo, mis, sino de
sólo tus y nosotros. Al tiempo le pasa lo mismo: cuando estoy sin esa persona
el tiempo camina tan despacio...los segundos se hacen eternos...pero cuando se
está con ese ser especial...los segundos parecen tan cortos...¡El reloj cómo
qué se confabula para correr tan deprisa.
¿Quieres ser mi uno más uno, mi otro Yo y quién
congele mi tiempo...perdón, nuestro tiempo al estar contigo? No se necesita
respuesta inmediata... piénselo.
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