Alguien dijo: “Del amor al odio solo hay un paso”. Y ahora estoy totalmente de acuerdo con esa frase.
Cuando tienes a alguien a quién has amado (no solomante querido que diferente, por lo menos en el idioma castellano) y das todo lo que tienes: tiempo, afecto, emociones y al final un: hasta aquí.
O esa persona ya no es aquella persona dulce, que decía que nunca te dejaría de amar, que solo pensaba en ti, que no podía vivir sin tu amor, etc., etc., etc. ¿Adónde quedó ese “amor”?
Y muchas veces los profesos cristianos terminan igual que los que no lo profesan ser. Inclusive con la Biblia de desodorante - o sea debajo del sobaco- las relaciones matrimoniales terminal por igual. Los textos bíblicos son usados como armas y tirados del uno al otro como flechas puntiagudas en algunos casos. O como dardos de indiferencia hacia el otro a quién se “amaba” con todo el corazón.
Algunas veces la relación por muy profunda que esté simplemente tiene grandes obstáculos que parecen imposibles de sortear. Pero siempre he pensado – allí está el detalle – el verdadero amor sortea cualquier obstáculo y barrera. No le importa si será criticado, ridiculizado o en el peor de los casos “desheredado” de todo lo que se llama “sociedad”.
Pero si, siempre he pensado que un verdadero amor es de esos que no importan las cuestas arriba o abajo, los pros o los contras, siempre salen adelante.
Los humanos tendemos mucho –tristemente- a reservar muchas cosas en las relaciones disque porque “me han herido antes”. Sí estamos buscando una relación que no tenga cosas difíciles, que todo sea “sobre ruedas”, como que mejor nos metemos en una burbuja de cristal y nos encerramos en una caja fuerte en el sótano de un edificio supuestamente a prueba de terremotos y catástrofes naturales.
Alguien dijo: El amor duele. Tiene razón. Siempre da lo mejor de vos en tus relaciones. Al final te hieran o no. Después de dar tanto simplemente te dicen: “¿Sabes qué? Adiós”. Hay una canción de Julio Iglesias –Hey- que dice: “Hey no creas que te guardo algún rencor es siempre más feliz quien más amó y ese siempre fui yo.” En eso resumo mis relaciones: Amar sin esperar a cambio que den tanto como doy y dar todo de mí, que al final me harán mejor persona y amaré más.
Y aunque parezca que del amor al odio hay un solo paso, si lo diste todo y lo sabes con todo tu corazón, habrás dado lo mejor.
Ya mi Maestro de Galilea dijo: “Dando es como se recibe.”
15-4-2010 3:28 a.m.
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